Conflictos

La frontera hispano-lusa, con más de siete siglos de historia, es la frontera más antigua de Europa, además de una de las más extensas, popularmente conocida como La Raya. Los distintos reinos peninsulares se encontraban en una situación de continuas luchas, derivadas de la necesidad de ocupar y mantener una posición hegemónica. A continuación destaco algunos de esos conflictos.


Guerras Fernandinas (1369-1382)

Enfrentaron a Fernando I de Portugal y los reyes de la Casa de Trastámara por el trono de Castilla tras el asesinato de Pedro I a manos de su hermanastro Enrique. Cuando en 1369 muere el rey Pedro I de Castilla sin dejar herederos directos, Fernando se autoproclama heredero del trono de Castilla. Sus contendientes Pedro IV de Aragón, Carlos II de Navarra y Juan de Gante, duque de Lancaster, no obstante, también pretendían el derecho, pero fue Enrique de Trastámara el que asumió la corona y fue declarado rey. La cuestión sucesoria llevó a los contendientes a dos campañas militares y finalmente sería el papa Gregorio XI quien mediara poniendo de acuerdo a todas las partes. La primera guerra Fernandina acaba con la batalla del Puerto de los Bueyes, cerca de Lugo en marzo de 1371; la derrota de Fernando de Castro supone la caída del último reducto petrista en el reino de Castilla, derrota a la que sigue la firma del Tratado de Alcoutim.

La paz acordada pronto volvió a ser puesta en peligro debido a las intrigas del duque de Lancaster, quien convenció a Fernando para que participase en un acuerdo secreto por el que ambos pretendía expulsar a Enrique de su trono. Nobles castellanos petristas invaden Galicia desde el norte de Portugal con el objeto de atacar al monarca castellano por el noroeste de su reino. Sin embargo, la superioridad de Enrique es incontestable y los petristas vuelven a ser vencidos. Motivado por estas circunstancias, Enrique invade de nuevo Portugal en diciembre de 1372 y, a las puertas de Lisboa, después de la derrota de la flota portuguesa frente a la ciudad, impone la firma del Tratado de Santarém en la primavera del año siguiente (1373).

Al morir Enrique en 1379, el duque de Lancaster reclamó una vez más sus derechos; y de nuevo encontró un aliado en Fernando en 1380, que buscaba desquitarse de las derrotas anteriores tras la muerte del monarca castellano. Pero el inglés se mostró tan ofensivo con Fernando como con sus enemigos y la flota portuguesa fue destruida por la castellana en la batalla de la isla Saltés, lo que al año siguiente puso a Lisboa en peligro por mar. Por ello, finalmente, Fernando I tuvo que actuar contra los ingleses y pactar la paz con Castilla en el Tratado de Badajoz de 1382. En las condiciones de la paz se estipuló que Beatriz, la heredera de Fernando I de Portugal, se casara con el rey Juan I de Castilla, esta unión significaba la anexión del reino de Portugal por la corona de Castilla.


Portuguese and English armies defeating a French vanguard of the King of Castile. King Ferdinand I of Portugal (1345-1383) can be seen on horseback, on the far right; King John I of Castile (1358-1390) is on horseback as well, centre. Biblioteca Británica. Finales del Siglo XV

Crisis de 1383-1385


La crisis (o interregno) de 1383-1385, fue un conflicto dinástico que involucró a Portugal y el Reino de Castilla. Comenzó con la muerte del rey Fernando I de Portugal, que carecía de herederos varones. El periodo finalizó con la llegada al trono de Juan I de Portugal, en abril de 1385, pocos meses antes de la Batalla de Aljubarrota, dando origen a la Dinastía Avís. En Portugal, al periodo se le conoce como el "Interregno Portugués", ya que se trata de un tiempo durante el cual no gobernó ningún rey.

En 1383, el rey Fernando I estaba agonizando. Su hija Beatriz de Portugal se casó ese mismo año con Juan I de Castilla. El 22 de octubre, el rey Fernando murió. Según el contrato matrimonial, la reina Leonor asumiría la regencia en nombre de su hija y su yerno. Con esto dio comienzo la crisis, que se agudizó, cuando, en contra de lo acordado, Juan I quiso ser proclamado públicamente como rey de Portugal. 

El primer acto de hostilidades lo llevaron a cabo las facciones favorables a Juan de Avís en diciembre de 1383. El pueblo de ciudades como Lisboa, Oporto, Évora, Beja y otros municipios del reino se levantaron en las calles a favor de Juan, Maestre de Avís, viéndolo como el candidato nacional. Juan I de Castilla entró en Portugal ocupando la ciudad de Santarém. En un esfuerzo para normalizar la situación y asegurar la corona de su esposa, forzó a Leonor a abdicar la regencia y tomó control del país.

La resistencia armada se encontró con el ejército castellano el 6 de abril de 1384 en la Batalla de Atoleiros. El general Álvares Pereira ganó la batalla para la sección de Avís, pero la victoria no fue decisiva. Juan I se retiró a Lisboa en mayo y asedió la capital, con una flota auxiliar bloqueando el puerto de la ciudad. En mayo, con Lisboa bajo asedio, se envió una embajada a Ricardo II de Inglaterra para solicitar ayuda en la independencia de Portugal. Ricardo tenía 17 años, pero el poder lo mantenía su tío Juan de Gante, Duque de Lancaster y el regente de Inglaterra accedió finalmente a enviar tropas para ayudar al ejército portugués. Estas tropas serían decisivas. Lisboa se enfrentaba a la hambruna mientras era asediada por las tropas castellanas. Pero el asedio no solo era nefasto para las ciudades, el propio ejército castellano sufría de hambrunas y de la peste bubónica. El 3 de septiembre Juan I tuvo que abandonar el asedio y regresar a Castilla. Semanas más tarde, la flota castellana también abandonó el Tajo y Lisboa quedó libre.

A finales de 1384 y a principios de 1385, Nuno Álvares Pereira intentó derrotar a todas las ciudades o castillos portugueses que se mostraban favorables a Castilla. Respondiendo a la llamada de auxilio, las tropas inglesas llegaron a Portugal el día de Pascua. Con todo aparentemente de su lado, Juan de Avís convocó a las cortes en Coímbra. Allí, el 6 de abril, fue proclamado décimo rey de Portugal. Juan I de Castilla no estuvo de acuerdo y organizó un gran ejército para invadir Portugal en la segunda semana de junio a través del norte, 30.000 castellanos contra 6.000 portugueses. De inmediato pusieron rumbo a Lisboa y Santarém. El 14 de agosto, el ejército castellano, muy lento debido a su gran número, se encontró con las tropas portuguesas, reforzadas por los ingleses, en la batalla de Albujarrota. El ejército castellano no sólo fue vencido sino también diezmado. Sus bajas fueron de tal calibre que Juan I no pudo volver a atacar a Portugal en los años siguientes. Con esta victoria, Juan I de Avís fue reconocido como rey de Portugal, poniendo punto final al interregnum y a la anarquía que había tenido lugar durante esa época.



The Battle of Aljubarrota (Castile vs Portugal, 1385). British Museum. Siglo XV

Guerra de Sucesión Castellana (1474-1479)


Se llama guerra de Sucesión castellana al conflicto bélico que se produjo de 1475 a 1479 por la sucesión de la Corona de Castilla entre los partidarios de Juana de Trastámara, hija del difunto monarca Enrique IV de Castilla, y los de Isabel, media hermana de este último. La guerra tuvo un marcado carácter internacional porque Isabel estaba casada con Fernando, heredero de la Corona de Aragón, mientras que Juana se había casado con el rey Alfonso V de Portugal. Francia también intervino, apoyando a Portugal para evitar que Aragón, su rival en Italia, se uniera a Castilla.


A pesar de algunos éxitos iniciales para los partidarios de Juana, la escasa agresividad militar de Alfonso V y las consecuencias políticas de la Batalla de Toro llevaron a la desintegración del bando juanista entre 1476 y 1477. El matrimonio de Isabel y Fernando fue reconocido en las Cortes de Madrigal (abril-octubre de 1476) y su hija Isabel jurada heredera de la Corona de Castilla. A partir de entonces el conflicto consistió esencialmente en una guerra entre Castilla y Portugal, cobrando gran importancia la guerra naval en el océano Atlántico. Las flotas portuguesas se impusieron a las castellanas en la lucha por el acceso a las riquezas de Guinea (oro y esclavos),  donde se libró la decisiva batalla naval de Guinea.


La guerra concluyó en 1479 con la firma del Tratado de Alcáçovas, que reconocía a Isabel y Fernando como reyes de Castilla y otorgaba a Portugal la hegemonía en el Atlántico, con la excepción de las islas Canarias. Juana perdió su derecho al trono y tuvo que permanecer en Portugal hasta su muerte.



El portaestandarte portugués defiende la bandera real ante el ejército fernandino en Toro

Crisis Sucesoria Portuguesa (1580)


La crisis de sucesión de Portugal de 1580 sobrevino como consecuencia de la muerte sin herederos del rey Sebastián I de Portugal en 1578 y de su sucesor Enrique I a comienzos de 1580. Las cortes portuguesas debían decidir quién de entre varios reclamantes debería ocupar el trono portugués, pero antes de que la elección fuera hecha Felipe II de España se anticipó a la decisión, y amparándose en sus derechos a la sucesión a la corona portuguesa, ordenó la invasión militar del país. Antonio, prior de Crato se autoproclamó rey, pero sus escasas tropas fueron superadas por el ejército español en la Batalla de Alcántara (1580), y al año siguiente Felipe II fue reconocido como rey de Portugal. 

Este fue el comienzo de un periodo en el que Portugal junto con los demás reinos hispánicos compartieron el mismo monarca en una unión dinástica, que se prolongó hasta 1640, en que comenzó la guerra de separación de Portugal.

Batalla de Alcántara (1580). Fuente: https://www.batallasdehispania.com/

Guerra de Restauração (1640-1668)


La Guerra da Restauração o Guerra de la Independencia de Portugal fue una serie de enfrentamientos armados entre el reino de Portugal y la Monarquía Hispánica. Esta contienda comenzó con el levantamiento en favor de la Restauración de la Independencia del 1 de diciembre de 1640 —que puso fin a la monarquía dual de la dinastía Habsburgo que databa de en 1580— y terminó con el Tratado de Lisboa de 1668, firmado por Alfonso VI de Portugal y Carlos II de España, en el cual se reconoció la total independencia de Portugal. El alzamiento de 1640 y la dilatada guerra que desencadenó pusieron fin a un periodo de sesenta años de dominio de la Casa de Austria en Portugal.

El período de 1640 a 1668 se caracterizó por enfrentamientos periódicos entre Portugal y España, tanto pequeñas contiendas como graves conflictos armados, de los cuales muchos de ellos fueron ocasionados por conflictos de España y Portugal con potencias no ibéricas. España participó en la guerra de los Treinta Años hasta 1648 y en la guerra franco-española hasta 1659, mientras que Portugal participó en la guerra luso-neerlandesa hasta 1663. El frente se mantuvo estático y, por parte española, fundamentalmente a la defensiva hasta 1660, dada la prioridad que la corte madrileña otorgó a sofocar la Sublevación de Cataluña. Las principales plazas no cambiaron de manos.

La guerra estableció la casa de Braganza como nueva dinastía reinante de Portugal, en sustitución de la Casa de Habsburgo. Esto puso fin a la llamada Unión Ibérica.

Coronación de João IV el 1 de diciembre de 1640. Cuadro de Veloso Salgado
Museo Militar de Lisboa


Las cinco batallas principales fueron:

Batalla de Montijo (26 de Mayo de 1644)

Tuvo lugar el 26 de mayo de 1644 en Montijoprovincia de Badajoz, (España). El portugués Matias de Albuquerque, al mando de un ejército compuesto por seis mil hombres de infantería, mil cien de caballería y siete cañones junto con ciento cincuenta holandeses, cruzó la frontera hispano-portuguesa y sin encontrar ninguna fuerza que le hiciera frente, tomó la plaza de Montijo, en territorio español, sin dificultades. El Marqués de Torrecusa, enterado de la incursión portuguesa, destacó un ejército de seis mil infantes y dos mil quinientos caballeros, cuyo mando confió al barón Mollingen. 

En el encuentro que ambas fuerzas mantuvieron, los españoles obligaron a retirarse a los portugueses con aproximadamente cuatro mil bajas, frente a las mil españolas. A pesar de sus bajas, los portugueses consiguieron reorganizar parte de sus fuerzas y contraatacar, cogiendo por sorpresa a muchos españoles que estaban saqueando los despojos portugueses. Los portugueses salvaron algo de su equipaje y se retiraron.

Batalla de Linhas de Elvas (14 de Enero de 1659).

Tuvo lugar en Elvas (Portugal). En 1658 un ejército español, comandado por Luis de Haro, acampaba en la frontera del río Caya, con 14.000 hombres de infantería, 5.000 de caballería, artillería, municiones, etc.

Transcurren varios días en que los españoles preparan el cerco de Elvas, y los portugueses la defensa de la ciudad. Luis de Haro distribuyó sus tropas a lo largo de trincheras, dando órdenes para que se realizase una estrecha vigilancia para impedir que Elvas recibiese avituallamientos o cualquier otra clase de ayuda del exterior, de tal modo que sólo la llegada de un verdadero ejército podría evitar la capitulación de la plaza. Las tropas españolas instaladas en las dos colinas más próximas comenzaron a bombardear la ciudad de Elvas, causando pánico y grandes bajas en la población. Pero el mayor peligro era la peste, que causaba cerca de 300 muertes por día.

En esta situación, el conde de Cantanhede, Antonio Luis de Meneses, reunió en Estremoz un ejército de socorro. compuesto de 8.000 infantes, 2.900 caballeros y siete cañones. Habiendo quedado acordado entre el conde de Cantanhede y D. Sancho Manuel que el ataque a las líneas de Elvas se haría por el sitio conocido como Murtais, el ejército portugués salió de Estremoz y marchó hacia la plaza sitiada. El ejército portugués ocupó las colinas da Assomada, desde donde se avistaba la ciudad de Elvas y las líneas enemigas, éstas en un majestuoso campamento. El 14 de enero, cerca de las ocho de la mañana, los portugueses desencadenaron el ataque, como estaba previsto, por el sitio de los Murtais. La victoria se mantuvo indecisa durante algún tiempo, pues al ataque correspondía una vigorosa defensa del lado español, pero a cierta altura las tropas del conde de Cantanhede lograron romper irresistiblemente las líneas españolas, que comenzaron a ceder terreno y no tardaron en huir. Las pérdidas sufridas por los españoles en esta batalla fueron enormes. De los 18.000 hombres comandados por Luis de Haro, apenas 5.000 infantes y 300 caballeros consiguieron alcanzar Badajoz.

Batalla de Ameixial (8 de Junio de 1663).

También conocida como Batalla de Estremoz, tuvo lugar el 8 de junio de 1663 cerca del pueblo de Santa Vitoria do Ameixial, aproximadamente a 10 km al noroeste de Estremoz. En la primavera de 1663, la corona de los Habsburgos españoles había emprendido su ataque más acertado desde el comienzo de la guerra. Al mando de Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV, las fuerzas españolas, con un total de 26.000 hombres en su mayoría constituídas por soldados castellanos y también italianos, invadieron la mayor parte del sur de Portugal. La importante ciudad de Evora fue tomada el 22 de mayo, abriendo perspectivas para en marzo caer sobre Lisboa, 135 km al oeste. Pero la carencia de municiones, provocada por la presencia de fuerzas portuguesas en los flancos del ejército resultó en problemas que condicionaron al ejército de los Habsburgos. Los portugueses consiguieron reunir un ejército de 20.000 hombres, entre regulares y milicias, con el que hacer frente a las tropas de Felipe IV. Juan José de Austria decidió salir de Evora y colocar su ejército en una posición estratégica al noreste de Evora y esperar el enemigo dejando una guarnición de 3.700 hombres en la ciudad.

El ejército portugués fue reforzado por un cuerpo de tropas inglesas (1.500 hombres) y puesto al mando del mariscal francés Frederick Schomberg y del comandante supremo, el Conde de Vila-Flor.

El 8 de junio, el ataque portugués rompe las posiciones españolas siendo crucial la experiencia del Duque de Schomberg. Las pérdidas de las fuerzas de Juan José de Austria, entre castellanos e italianos fueron superiores a 12.000 hombres (casi un 50%) obligando al ejército a retirarse a Badajoz. Finalmente la guarnición española de Evora de 3.700 hombres capituló el 24 de junio de 1663. Las pérdidas portuguesas llegaron a un total de 1.000 hombres entre muertos y heridos.

Batalla de Castelo Rodrigo (7 de Julio de 1664).

También llamada batalla de Salgadela, se en Salgadela, freguesía de Mata de Lobos, en el término municipal de Castelo Rodrigo (Portugal). En respuesta al intento de saqueo de la villa española de Sobradillo por el ejército portugués, una fuerza de 3.000 soldados españoles bajo el mando del Duque de Osuna Gaspar Téllez-Girón entró en territorio portugués por la frontera de Beira y puso cerco a la villa de Castelo Rodrigo. 

El castillo de Castelo Rodrigo estaba defendido por una pequeña guarnición de 150 hombres, en cuya ayuda acudió el gobernador militar de Beira, Pedro Jacques de Magalhães con el mayor número de fuerzas portuguesas que pudo reunir, cifradas en 2.500 hombres. Repeliendo el primer ataque español, el contraataque portugués forzó la retirada de los españoles con 1.000 bajas. La tradición local cuenta que el Duque de Osuna consiguió escapar disfrazado de fraile; lo que sí parece cierto es que cayeron en manos portuguesas importantes documentos de valor histórico, entre ellos el archivo del Duque de Osuna.

Batalla de Montes Claros (17 de Junio de 1665).

También llamada Batalla de Villaviciosa, tuvo lugar el día 17 de junio de 1665, entre Vila Viçosa y Borba (Portugal), una contienda entre españoles y portugueses enmarcada dentro de la Guerra de Restauración Portuguesa. Las tropas españolas al mando de D. Luis Francisco de Benavides Carrillo de Toledo, Marqués de Caracena y General del Real Ejército de Extremadura, penetraron en territorio portugués a través de la frontera del Alentejo. A su encuentro se dirigieron los portugueses encabezados por el marqués de Marialva, D. Antonio Luis de Meneses y el Conde de Schomberg. La batalla duró unas siete horas con numerosísimas bajas del bando español (4000 muertos y cerca de 6000 prisioneros), mientras que del bando portugués se contabilizaron 700 muertos. Ya por la noche los soldados españoles, derrotados, llegaron a Juromenha  y desde allí se encaminaron a los cuarteles de Olivenza y Badajoz. Un derrota sin paliativos del ejército español, aunque las cifras bailan según el bando que las cuente.

Se considera que esta batalla impulsó la definitiva Independencia de Portugal, reconocida por España en febrero de 1668 con la firma entre ambas partes del Tratado de Lisboa. Está pues fue la última batalla de la Guerra de la Independencia. Hace ya 353 años de este histórico acontecimientos estudiado por numerosos autores entre los cuales destacar a D. José Paulo Berger con su obra “A Batalha de Montes Claros. Perspectiva de um Engenheiro Militar”. Actualmente existe en el lugar un monolito conmemorativo de este día histórico en la frontera entre España y Portugal. 

 

Monolito conmemorativo 


La plaza era considerada un punto esencial en las comunicaciones entre Borba, Alandroal y Terena,  para poder llegar al corazón de Portugal, Lisboa, y un lugar con un alto simbolismo por encontrarse en este lugar uno de los palacios de la familia Braganza. 

Más información de la batalla en el Blog 
de Juan Antonio Caro

Grabado Italiano de la Batalla de Montes Claros


Guerra Fantástica (1756-1763)


La Guerra Fantástica, o Guerra hispano-portuguesa de 1762-1763, fue el nombre por el cual quedó conocida la participación de Portugal en la Guerra de los Siete Años. Un ejército franco-español, con unos efectivos de cerca de cuarenta y dos mil hombres, confiados al teniente general Nicolás de Carvajal y Lancaster (marqués de Sarriá) , invadió el país luso en 1762 por la frontera de Trás-os-Montes, viniendo a conquistar Miranda do Douro, Braganza y Chaves. En respuesta a esto, se formó un ejército anglo-portugués, con cerca de catorce a quince mil hombres, bajo el mando del conde de Lippe.

La ofensiva española tuvo lugar en tres fases. Primero, en mayo de 1762 el ejército español compuesto por 22 000 hombres y capitaneado por el marqués de Sarriá lanzó un ataque sobre Trás-os-Montes, con el objetivo último de tomar Oporto. La ofensiva española fue detenida y rechazada por los portugueses, fundamentalmente a través de la acción de las guerrillas, causando a los españoles 10 000 bajas. El mismo mes de mayo, un ejército británico de 7000 hombres desembarcaba en Lisboa, el cual se unía a un reorganizado ejército portugués, que había sido reducido a 7000 hombres.

En agosto, el ejército borbónico ahora capitaneado por el Conde de Aranda lanzó un segundo y mucho más importante ataque sobre Beira Baixa, con 30 000 españoles y 12 000 franceses, con el objetivo de capturar la propia Lisboa. El ejército anglo-portugués, junto a las guerrillas lusas, infligieron al ejército borbónico una derrota catastrófica, sin llegar nunca a presentar batalla formal. A principios de noviembre, en medio de fuertes temporales, los españoles abandonaron Portugal habiendo sufrido 20 000 bajas adicionales entre muertos, desertores y prisioneros, fundamentalmente víctimas de la táctica de tierra quemada y persecución implacable durante su retirada.
Una tercera invasión a través del Alentejo, en la segunda semana de noviembre, fracasó también estrepitosamente, viéndose España obligada a pedir la paz a Portugal, paz que se hizo efectiva el primero de diciembre.

Se denominó Guerra Fantástica porque, a pesar de haber registrado sucesivos movimientos de tropas, no tuvo lugar ninguna batalla formal.

Conde Lippe. Obra de Johann Georg Zisenis. 1770
Museumslandschaft Hessen Kassel (Alemania)


Guerra de las Naranjas (1801)


La guerra de las Naranjas fue un breve conflicto militar que enfrentó a Portugal contra Francia y España en 1801. 

En 1801, Napoleón conminó a Portugal para que rompiera su alianza tradicional con Inglaterra y cerrara sus puertos a los barcos ingleses. En esta pretensión inmiscuyó a España, gobernada entonces por el ministro Manuel Godoy, mediante la firma del tratado de Madrid de 1801. Según este tratado, España se comprometía a declarar la guerra a Portugal si la nación vecina mantenía su apoyo a los ingleses. Ante la negativa portuguesa a someterse a las pretensiones franco-españolas, se desencadenó la llamada Guerra de las Naranjas.

La campaña militar apenas duró dieciocho días entre mayo y junio de 1801. En ella, un ejército español al mando de Godoy ocupó sucesivamente una docena y media de poblaciones portuguesas, entre ellas Arronches, Castelo de Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza y Juromenha. La resistencia portuguesa fue mínima, en la creencia de que España no tenía pretensiones territoriales. La paz se firmó en Badajoz el 6 de junio (Tratado de Badajoz), devolviéndose todas las plazas conquistadas a Portugal con la excepción de Olivenza y su territorio, que ya era un viejo contencioso fronterizo entre los dos países. Aprovechando la ocasión y la geografía, tampoco se devolvió Vila Real (Villarreal), que no pertenecía a Olivenza, sino a Juromenha. La línea divisoria entre España y Portugal se fijó en aquella zona utilizando el curso del río Guadiana.

La guerra de las Naranjas recibió este nombre debido al ramo de naranjas que Godoy hizo llegar a la reina María Luisa cuando sitiaba la ciudad de Elvas.

Retrato de Manuel Godoy por Francisco de Goya en 1801
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando