Castillo de Trevejo


Ya desde el cruce que en Villamiel te lleva a Trevejo se aprecia la impresionante figura de este castillo. Llegamos a la villa y caminamos por la calle principal, parece que hemos vuelto al siglo XV, casas de mampostería, el suelo empedrado y los gatos durmiendo plácidamente en las puertas de las casas. Llegamos a la Plaza Mayor y topamos con el busto de "Chon" (Adoración) quien fue el corazón de Trevejo, continuamos y llegamos al castillo.



El castillo de Trevejo aparece citado ya en 1184 con motivo de la donación que hace Fernando II a don Pedro Arías, prior de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalem (Hospitalarios). Desde entonces la fortaleza y sus tierras pasaron a manos de la Orden de Santiago y a la de Alcántara. A lo largo de este tiempo se hicieron numerosas reformas y añadidos hasta finales el siglo XV y principios del siglo XIV que se configura tal como ahora la vemos, aunque hoy día los desperfectos son numerosos.



En el interior se conserva un escudo heráldico con las armas del comendador don Juan Piñero. El conjunto está formado por un recinto amurallado con el que se asocia la torre que constituye el castillo propiamente dicho, más abajo existe una barrera a modo de barbacana de la cual hoy se conserva parte en la zona de la puerta de acceso al recinto. Según textos existía una tercera cerca situada más hacia el caserío de la cual no se conservan restos.


Lo más interesante es la torre del Homenaje de la cual ha desaparecido su mitad oriental, que según se dice fue volada por las tropas del ejército francés durante la Guerra de la Independencia, aún así, se puede observar su impresionante figura. Tiene planta pentagonal en sillería de granito. A la misma se accede  através de una puerta elevada que hacía necesario un puente levadizo. Su interior constaba de cuatro niveles con un sótano. Se conserva poco del edificio, algunos elementos como parte de escaleras, troneras o cañoneras así como elementos de la cocina, mezclando actividad defensiva como doméstica. Sentado en la ventana de la torre permite contemplar la placidez del paisaje, espectacular.



Desde el Castillo se puede ver el pequeño e irregular casco urbano de Trevejo. A los pies están la iglesia parroquial y su correspondiente espadaña. La espadaña data del siglo XII y posiblemente sea la construcción medieval más antigua de la alta Extremadura, está presidida por el escudo de la Orden del Pereiro. Detrás de la iglesia podemos encontrar sepulcros labrados en la roca que datan de la misma época que la espadaña (siglo XII). La iglesia de San Juan Bautista (patrón de la Orden Hospitalaria), fue restaurada en el siglo XV, con un interior muy simple con una talla de San Juan Bautista y otra en un lateral de la Virgen con el niño en brazos.




Al salir cualquier senderista debe sentarse sobre la pared de la iglesia y contemplar el Jálama a lo lejos y en primer plano la serpenteante carretera que lleva a Villamiel. Sin duda Trevejo es un maravilloso lugar para desconectar y buscar un poco de tranquilidad y paz.


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