Es de planta poligonal compuesta por una fortaleza desigual de cuatro lados, rodeada de un foso, construido en mampostería mixta enlucida, pero con algunas secciones que ya no tienen
yeso y están cubiertas de vegetación. El acceso es por el noroeste en el medio del lienzo, a través de una puerta de hierro
fijada a pilares laterales, pintada en blanco, precedida por un puente de
mampostería, construido sobre el foso igualmente en mampostería
mixta enlucida, pero muy dañado en la mayoría de los frentes. En el interior, a la izquierda de la puerta se encuentra la antigua caseta de
vigilancia de forma rectangular y a la derecha, aislada en el terraplén, se eleva el almacén, también de
planta rectangular, compuesto por almacén y sala de recepción.
En el siglo XIII en el lugar donde se encuentra el fuerte hoy, había una
capilla dedicada a São Mamede que en 1641 en el contexto de la guerra de restauración fue demolida y en su lugar se construye el fortín. A finales del siglo XVII es cuando se considera la opción de realizar este fortín para proteger ese flanco del Fuerte de Santa Luzia y en 1811 es cuando se comienza a construir por orden del Duque de Wellington, cuando comanda el ejército anglo-portugués de la frontera de Alentejo. En 1815 ya se describe el fuerte de la siguiente manera "tiene una planta poligonal, 10
cañones, un respaldo, foso, explanada, una tienda de pruebas con pasillo y un
edificio techado (cuerpo de guardia) con alojamiento para el comandante, otro
para 6 hombres e incluso un almacén", su guarnición de infantería era entonces de 272 soldados. En 1875 según el informe del gobernador de la plaza, general Francisco Xavier
Lopes, el fuerte es completamente abandonado.